La frase se repetía una y otra vez entre la multitud, eran miles de personas volcadas en la plaza principal de la ciudad y en el medio estaba Jacob, se sentía algo afixiado entre la muchedumbre.
Se encontraba él en medio de la plaza para una manifestación en contra de una ley que el gobierno buscaba aprovar para restringir el acceso a los portales de conocimiento e información en Internet. Jabob escuchaba las quejas, los gritos, sentía la molestia de los ciudadanos, era todo una pesadilla...
Despertó, Jacob abrió los ojos y no se encontraba en la manifestación, era su casa. “Que susto” pensó él, nunca le han gustado las multitudes y pensar en un mundo con restricciones al acceso del conocimiento le parecía un imposible. Afortunadamente, las ventajas de vivir en el año 2042 son evidentes, es la época del nuevo orden mundial.
Jacob se levantó, de la pared se encendía una pantalla con imágenes de bosques, mares, naturaleza y en el fondo una voz que le daba los buenos días, le anunciaba como estaría el clima en la ciudad y las principales noticias.
Luego de que el androide le preparara su desayuno y le entregara su maletín para ir a trabajar, él recordó como de niño había aprendido que en el año que nació hubo una gran revolución en el mundo... La gente salió a las plazas principales de cada ciudad en el planeta a manifestarte en contra del sistema que los regía y las leyes que buscaban restringir la vida de los ciudadanos. “Vaya, ese era mi sueño” se dijo a sí mismo. Tomó su café y se marchó al trabajo.
Jacob no viajaba en carro, andaba en bicicleta, tras el nuevo orden luego de que cientos de gobiernos fueran derrocados, las grandes industrias, los emporios comerciales, bancos, entre otros colapsaron. Eran muy pocos los carros que aún existían de los antiguos pero ya se anunciaba el próximo lanzamiento del nuevo coche ecológico duradero (decían que 50 años).
Ya no existían grandes empresas, muchos hasta creaban sus propios artefactos. La creación y el compartir las creaciones era la ley, así lo ordenaban los grandes consejeros que ahora estaban al poder. Años atrás estos habían sido hackers, delincuentes del viejo regimen. Ya casi no se hablaba de fronteras, todos sabían de todo, al final de cuentas todos vivían en el mismo planeta.
Al llegar a su trabajo, un centro para desarrollo de sofware libre, saludó a todos como siempre pero seguía con la pesadilla en la cabeza. En su puesto de trabajo decició que debía buscar un poco más de esa historia y de la vida antes... Pero no había nada, o encontraba páginas del gran concejo promoviendo el buen estilo de vida que ahora tenían, había cosas de las historia antigua que era mejor olvidar.
A Jacob le pareció extraño...
Al seguir buscando una de las páginas en las que ingresó activó un virus. ¡Un virus! Eso es imposible, dijo Jacob, desde hace años no existian los virus informáticos... A su puesto de trabajo llegaron sus compañeros y el director, este ultimo le pidió que lo acompañara a su oficina.
Él se asustó, su jefe le dijo, "Está tranquilo, pero sólo quiero que hablemos". "Ten cuidado muchacho, a los consejeros no les agrada que haya gente esculcando en los viejos archivos...".
No era normal, se decía Jacob, en épocas de libertades de acceso abierto de nuevas economías, no debía ser malo visitar algo del pasado. Terminó el día y en su bicicleta se dirigió a casa.
En el recorrido, veía a lo lejos un coche de los antiguos acercándose rapidamente. Jacob decidió detenerse pero el coche se seguía acercando aún más rápido. Jacob sintió un fuerte golpe, todo se oscureció...
Ruido, mucho ruido. Voces, miles de voces. "Anda Jacob, esa mente tuya te hace hasta soñar despierto" le dijo un amigo que estaba a su lado en la manifestación, en la plaza principal de la ciudad. Siguió, "Si no despiertas amigo, no vamos a cambiar el mundo y lo que sueñas no será realidad. Recuerda que vinimos a luchar por el nuevo orden mundial".
